21 Dic
Los constantes fracasos de Perú en los Sudamericanos juveniles destapan un dato contundente: es la única selección que no ha obtenido una medalla, ya sea en categoría Sub-20 o Sub-17. El presente reportaje interactivo describe a profundidad el estado del fútbol peruano en la faceta juvenil, a considerar las categorías Sub-20 y Sub-17. Entre otras cosas, presenta importantes antecedentes, análisis y conclusiones, así como interesantes declaraciones de personajes ligados al ámbito. Todo el contenido está acompañado de imágenes y piezas interactivas que enriquecen gráficamente el tema en cuestión. Sea parte y descubra a continuación la problemática que envuelve a una de las ramas del fútbol nacional.
Por: Rodrigo Muñoz
Los Sudamericanos juveniles muestran a Perú como una de las selecciones más discretas de la región. Con excepción del torneo Sub-17 de 2007, en las otras 18 ediciones del campeonato de la categoría, sumadas a las 23 clasificatorias de la Sub-20 (30 en total si se agregan las otras 7 que se disputaron para la estadística), la selección peruana casi siempre ha estado alejada de la posibilidad de acceder al Mundial, incluyendo varias participaciones que finalizaron en eliminaciones rápidas.
Mientras los números generales de Perú arrojan un octavo lugar en la tabla histórica de los torneos Sub-20 y Sub-17, con saldo negativo y solo por encima de Venezuela (9°) y Bolivia (10°), surge otro dato más rotundo: es la única selección que jamás ha conquistado alguna medalla en los certámenes de dichas categorías. Hasta Bolivia, el más débil, cuenta con una presea en su vitrina: la dorada, conseguida en el Sudamericano Sub-17 de 1986. Estos registros evidencian la falta de un proyecto dirigencial que encarrile al fútbol juvenil peruano a un nivel competitivo.
Desde una visión más a fondo, y a tono con lo anterior, Perú no tiene una selección fuerte en categoría adulta porque nunca se ha fortalecido a las selecciones Sub-20 y Sub-17, ninguna de las cuales ha tenido la oportunidad de subir al podio. En ese sentido, surgen muchas preguntas que requieren otras tantas respuestas para explicar dicha problemática.
Para Micelino Tafur, docente de Educación Física, las autoridades deportivas a cargo del asunto no suelen salir de Lima para buscar talentos. “Los encargados de menores a nivel de Federación Peruana no están bajando al interior del país”, señaló. Al mismo tiempo, agrega un hecho llamativo: “Aquí (Lima) al niño le ponen zapato y lo limitan de estar en contacto con la naturaleza, cosa que no suele pasar en la sierra y la selva. Allá está la potencia del ser humano, con habilidades naturales y cualidades físicas”.
Una posición similar, aunque con algunas diferencias, sostiene Bruno Quiñónez, panelista del programa Pitazo Final de Radio Ovación. “La Federación actualmente trata de corregir con viajes (al interior), pero esto es una problemática de años y que parece no tener solución”, indicó. En esa línea, considera que el país carece de una infraestructura adecuada para la preparación de los jóvenes. “Los torneos de reserva no están siendo unas competiciones serias y, como no hay infraestructura, los chicos se las costean básicamente con lo que tienen. No hay un apoyo real como sí se ve en otros países sudamericanos”, agregó.
La pandemia del covid-19 causó estragos en todos los ámbitos y el deporte no fue la excepción. En ese sentido, Quiñónez graficó el precario estado de la materia en el país durante este periodo. “Recordarán que, con el tema de la pandemia, Perú fue el último país de Sudamérica y uno de los últimos en el mundo en reactivar el fútbol de menores. Cuando volvió a competir en el plano internacional, los resultados fueron paupérrimos”, subrayó. En efecto, la larga inactividad prolongó el problema del fútbol juvenil, algo que se reflejó en los campeonatos juveniles del presente año, en los cuales Perú culminó en el último lugar.
En el lado opuesto del tablero se encuentran equipos como Brasil, Argentina y Uruguay, más acostumbrados a los triunfos en estas lides. Al respecto, Felipe Quelopana, periodista brasileño de raíces peruanas que labora en el diario Perú 21, reafirmó la enorme distancia que separa a Perú de su país. “Me sorprende muchísimo que en Perú muchas veces llegan jugadores a Primera División y no saben tirar un centro. Sea un lateral o extremo, no lo saben hacer”, acotó.
Entre otras cosas, señala que la exigencia es mucho mayor. “¿Qué de diferente tiene Brasil? Para llegar a la Sub-13 y Sub-15, tú ya debes tener nivel de Primera División. Es imposible que en Brasil llegues a ser lateral o extremo sin saber tirar un centro y definir con ambas piernas”, enfatizó. Para fundamentar su respuesta, citó el caso de un juvenil exitoso. “En Brasil es imposible que ese tipo de jugadores debuten en Primera División. Por ejemplo, Endrick (17) debutó con 16 años y es el único jugador que ha campeonado en todas las divisiones menores de Palmeiras. Ahora fue fichado por Real Madrid”, apuntó.
Asimismo, afirmó que el nivel de exigencia es mucho mayor, ya que “en Brasil no les permiten avanzar de categoría si no cumplen los requisitos que había mencionado. Tienen la exigencia enraizada desde chicos para que así vayan generando grandes jugadores y ganen rodaje, cosa que no pasa en Perú”. Por último, sentenció un interesante hecho: “Si ves los campeonatos Sub-15 y Sub-17 de Brasil, esos equipos fácilmente campeonan aquí en la Primera División. Una muestra es Corinthians en la Copa Sudamericana, que enfrentó a Universitario con un equipo sub-20 y ganó tranquilo. Ese es el nivel del fútbol brasileño”.
En definitiva, la exigencia es un factor clave que permite el progreso de quien lo aplica en su vida cotidiana. El medio peruano, a la luz de los resultados, no lo incluye como uno de sus componentes principales para encarar desafíos. Allí entra a tallar el factor dirigencial. Sobre este punto, Jair Maza, entrenador de menores, coincide en señalarlo con un grave problema. “Está mal trabajado el tema dirigencial. Más les ha preocupado el dinero que tratar de que el fútbol avance no solo a nivel futbolístico, sino también a nivel metodológico”, declaró.
El factor económico prima por sobre lo deportivo. En ese sentido, Maza contó que “hay entrenadores de clubes importantes con un cierto interés económico detrás de esto. Hace debutar a su hijo, pero con una cierta cantidad de dinero. Eso pasa no solamente en Lima, sino también en provincias. ¿Qué pasó con el otro chico que quedó detrás? Lamentablemente, no hay recursos”. Esa es otra razón que demuestra el mal estado que impera en las categorías juveniles. Por consiguiente, señaló que se requiere un cambio profundo. “Necesitamos un superhéroe que desenmascare todo esto. Obviamente, se va a meter en problemas, pero que lo desenmascare”.
Perú solo ha participado en dos Mundiales juveniles, ambos en categoría Sub-17. No obstante, solo uno fue por clasificación (2007), porque el otro fue en calidad de anfitrión (2005). En Sub-20, la cosecha es nula. Así las cosas, el balón está ahora en la cancha de los dirigentes para renovar la mentalidad y elaborar un proyecto serio que permita darle un estilo competitivo a los jóvenes en pos de conseguir éxitos futbolísticos.
