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Reinventando las aulas, más que una tendencia, una necesidad
No es ninguna novedad que la labor de un docente va más allá de la planificación del contenido de las clases y la evaluación del aprendizaje. Ser docente requiere de vocación, con una pequeña dosis de dominio escénico, para mantener involucrados a los alumnos en su propia ruta de aprendizaje.
En algunos casos y sin darnos cuenta, el aula se convierte en un ambiente conflictivo que genera una lucha del mundo interno de ambas partes. El alumno, tratando de mantener la concentración y el profesor tratando de conservar su atención. Ahora se tiene que agregar a la ecuación, las nuevas tecnologías: smartphones, tablets, laptops y parece una batalla perdida en la que ambas partes pierden la riqueza de este proceso.
Durante muchos años, la metodología de enseñanza estaba orientada a la teoría, al traspaso del conocimiento, donde los alumnos se consideraban un repositorio infinito de aprendizajes, teorías y enseñanzas. Tal vez suene poético, pero la verdad, es que esa era una visión poco realista, que ya no concilia con los tiempos que estamos viviendo. Es aquí, donde nos damos cuenta, que es necesario una reinvención de las metodologías de enseñanza, para poder sacar el potencial de los alumnos.
Quienes somos docentes, debemos recordar que no solo estamos frente a un receptor con ganas y necesidades de aprender; estamos frente a un individuo en etapa de formación profesional que finalmente debe tener sus propios criterios para:
- Generar nuevos conocimientos.
- Responder y resolver problemáticas reales.
- Tomar decisiones relevantes.
- Adaptarse a cualquier contexto.
- Tener un pensamiento crítico y constructivo, en busca de medidas que afectarán su entorno social y laboral.
Todo está cambiando y va a seguir cambiando.
Hoy nos encontramos frente a un escenario donde el crecimiento exponencial del conocimiento teórico y tecnológico, afectan en la educación de maneras que no imaginábamos en las aulas tradicionales. No podemos hacernos de la vista gorda, ante los cambios y problemas de una realidad que cada vez, es más compleja y dinámica.
Si queremos otros resultados, es tiempo de cambiar las estrategias de enseñanza tradicionales y así, en consecuencia, cambiará la forma de aprender de los estudiantes, sin tantas frustraciones y una motivación interna, por la curiosidad del entorno que los rodea.
¿Cuál es la diferencia entre la investigación básica y la investigación aplicada?
En la investigación básica, sigue un método científico que genera un conocimiento teórico, mientras que, en la investigación aplicada, es donde, se usan estos conocimientos teóricos como base para resolver problemas y mejorar las condiciones de vida, transformando la teoría en tecnología e invenciones.
Según Minedu Perú (2017) “la investigación aplicada es la búsqueda del porqué de las cosas, cuyo objetivo es tener mayor conocimiento de la realidad y la aplicación de este conocimiento para resolver problemas”.
¿Cómo se aplica la investigación aplicada en el aula de clases?
No solo se trata de una nueva metodología educativa o teoría de moda, se trata de un cambio de paradigma educativo, donde el docente, no solo explica las bases teóricas del conocimiento, sino que además fomenta la aplicación de los mismos, a través de proyectos relevantes para la sociedad. Es aquí, donde el profesor se convierte en una especie de asesor de proyectos, en vez de un mero emisor de teorías.
En conclusión…
Si queremos formar profesionales más comprometidos con la sociedad y que tengan las herramientas necesarias para aplicar su conocimiento dentro de la realidad laboral, es necesario introducir formas educativas que involucren al alumno con el mundo y su entorno. Esto se logra, a través de proyectos, que vayan interactuando con la teoría, la investigación y la aplicación de nuevas soluciones e innovaciones productivas, para todos los involucrados.