FAST FASHION: MODA INSOSTENIBLE

La ropa ha existido entre nosotros desde tiempos donde el hombre era un simple cazador que buscaba cubrirse con las pieles de sus presas. Con el paso del tiempo, las prendas de vestir se han ido reinventando de acuerdo con las necesidades de la época, las personas y sus orígenes. La vestimenta ha ido adquiriendo distintas formas, tamaños, colores y formas de producirse. Hasta lograr lo que hoy mucho de nosotros vestimos y compramos. Sin embargo, no todo es glamour y colores para el mundo de la moda. En la actualidad, el auge de la industria textil ha crecido exorbitantemente creando una gran necesidad de consumo entre las personas. Lo que finalmente deriva en un daño irreparable para el planeta.

Por: Nathalia Fonseca

Según el portal web de Greenpeace México, producir ropa representa el 10% de las emisiones de CO2 a nivel global. Después del sector energético, la industria de la moda es una de las más contaminantes y grandes responsables del impacto ambiental en el mundo. Aun así, esta data parece no incomodar a las grandes marcas de ropa. Statista, líder mundial en estadísticas y análisis, proyecta que durante el 2022 las ganancias económicas para este segmento alcanzarán los 0.99 billones de dólares americanos. Una cifra que impide a la moda rápida cesar los niveles de producción que han alcanzado.

La expansión del Fast fashion, o moda rápida en su traducción al castellano, ha tomado fuerza durante los últimos años. El formato nace a partir de la constante demanda por adquirir prendas en tendencia, de bajo costo, calidad y rápida producción. Una de las razones de su creciente popularidad se le atribuye al consumismo. “Los consumidores se vuelven adictos, todo el tiempo dispuesto a comprar algo nuevo, sus adquisiciones no son por necesidad, sino por placer”, sostiene la socióloga Carmen Pérez, de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Xochimilco, en uno de los informes publicados por la organización ambientalista Greenpeace.

La empresa colombiana Contreebute, dedicada a fomentar la sostenibilidad en los negocios, escribió en su página web que durante los últimos 20 años se presencia un aumento del 400% en el consumo de ropa en el planeta. Las fábricas textiles aceleran cada vez más su producción a niveles donde el consumidor adquiere una prenda nueva, y le da un uso promedio de siete veces antes de ser desechada. Expertos de distintas áreas demandan analizar este comportamiento, ya que, en un futuro no muy lejano, las consecuencias pueden ser irreversibles. << Para 2050, la población humana crecerá a 9 mil 600 millones, es decir, poco más de 3 mil millones de personas más, lo cual es insostenible con nuestro ritmo actual de consumo>> señala Greenpeace.

Al igual que el incremento del consumismo deja graves consecuencias en el medio ambiente, también existe el abuso de recursos naturales para la confección de prendas. En el artículo; ¿Qué es el ‘fast fashion’ y por qué está haciendo de la moda un negocio insostenible? publicado por Contreebute, se muestran las cifras obtenidas por el World Resources Institute (WRI) que señalan que producir una camisa de algodón consume 2700 litros de agua y la industria textil genera el 20% de la contaminación industrial del agua.

Ríos de Asia se encuentran contaminados con tintes industriales usados en el teñido de prendas de vestir.

De igual forma, para producir una camisa se emiten entre 2,1 y 5,5 Kg de CO2, siendo las prendas fabricadas en poliéster las que mayores emisiones generan -cerca de 706 billones de Kg de CO2 en 2015. Para muchas personas esta explotación de recursos naturales es una grave falta para la humanidad. Sobre todo, en tiempos donde el agua es escaza en muchos lugares del mundo. El 85% de las necesidades diarias de agua de toda la población de la India estarían cubiertas con el agua que el país destina a la producción de algodón. 100 millones de personas en la India no tienen acceso al agua potable”, menciona Stephany Leahy en el diario británico, The Guardian.

Algunas de las marcas más representativas dentro de la gravísima problemática ambiental y social, son las grandes empresas textiles como el grupo español Inditex, que tiene bajo su mando a las conocidas cadenas de ropa Zara, Pull&Bear, Massimo Dutti, Breshka, entre otras. El gigante chino Shein, que, a diferencia de las otras marcas, vende ropa de manera virtual, produce grandes cantidades de ropa evitando adquirir tiendas físicas. La marca china lidera entre las empresas que utilizan el modelo fast-fashion. Molly Miao, presidenta de marketing de Shein, anunció que la compañía lanza entre 700 y 1000 artículos nuevos por día. Superando a marcas como Inditex y H&M.

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La industria también arrastra consigo temas como la explotación laboral y explotación infantil. Países como: Bangladesh, India, Camboya, Indonesia, Malasia, Sri Lanka y China. Son territorios utilizados por las grandes marcas para fabricar enormes volúmenes de ropa. Estos países carecen de políticas que defiendan los derechos de los trabajadores y, en muchos casos, son menores de edad los que suelen ser captados para trabajar en fábricas de condiciones precarias. Sustain Your Style, es una plataforma digital que se dedica a estudiar los temas que abordan la moda. Uno de sus últimos informes indicó que los trabajadores suelen realizar jornadas de 14 a 16 horas diarias. Esto sin contar que no gozan de ningún beneficio y muchas veces sufren de enfermedades irreversibles, debido a la constante exposición a los químicos tóxicos que requieren la elaboración de las prendas.

Menores de edad llegan a trabajar hasta jornadas de 18 horas diarias en hacinados talleres de costura y por un pago mínimo.

No todo está perdido

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible con miras al 2030 buscan erradicar muchos de los problemas que se originan gracias al negocio de la moda textil. Detox my Fashion, fue la iniciativa de Greenpeace para comprometer y concientizar a las grandes marcas de ropa a reemplazar el uso de sustancias toxicas, por químicos menos agresivos con el medio ambiente. Existen otras acciones como la moda circular, la cual consiste en reutilizar y reciclar las prendas. Fashion Takes Action, organización canadiense sin fines de lucro, propone las 7R; reducir, rentar, resignificar, reparar, reusar, revender y reciclar.

Otro aspecto alentador se encuentra en las nuevas generaciones. Quienes son personas con mayor conciencia por los problemas sociales y ambientales. Green Queen, es una editorial digital dedicada a fomentar estilos de vida saludables y sostenibles. La plataforma empodera las acciones que ayudan a contrarrestar los males que afectan al medio ambiente. Esta misma sostiene que los millenials y la generación Z, son de gran ayuda en cuanto a este tipo de acciones, “estos representan el 64% del mercado mundial, lo que marca una diferencia cuando estos sectores imponen alguna tendencia en su consumo”. Patagonia es una marca de ropa para exteriores y goza de reconocimiento entre las nuevas generaciones. La empresa recibe miles de aplicaciones de trabajo debido a su compromiso como marca con el medio ambiente. Algo que los más jóvenes buscan en las empresas a la hora de conseguir empleo.

Po otro parte, las redes sociales se han convertido en fieles aliados de las nuevas generaciones. Estas nos brindan la ventaja de reportar casos de abuso o injusticia y son los millenials quienes saben utilizar muy bien estas nuevas herramientas. En una reciente investigación por TikTok, la usuaria bajo el tag de @dumpsterdivingmama, logró sacar a la luz lo que la empresa de carteras y zapatos Coach realizaba.

La casa de moda estadounidense tenía entre sus políticas internas deshacerse del inventario de carteras y zapatos de una manera nada agradable. Los trabajadores debían cortar o realizar algún tipo de daño a los productos que no eran vendidos, para luego ser desechados en algún contenedor de basura o simplemente dejarlos en la calle, aun así, si estos estaban completamente nuevos y sin daños. Para muchos usuarios fue una sorpresa encontrar tal práctica, ya que en la pagina oficial de Coach se puede apreciar que la marca fomenta la reutilización de carteras para que tengan un tiempo de vida extenso. La razón tras esta política de trabajo adquirida por Coach es la de evitar el pago de impuestos. Si una empresa declara tener mercadería “dañada” esta no genera impuestos y la empresa ahorraría miles de dólares. Lo que Coach no está considerando en sus planes es el desperdicio de material que queda a la deriva y se suma a ser más basura en el ambiente.  

Influencers denunciaron cómo la marca de carteras Coach dañaba intencionalmente su mercancía y la abandonaba en basureros para reducir impuestos. Una cartera de cuero tarda hasta 50 años en degradarse.

Casos que son expuestos de esta manera obligan a las marcas a reforzar sus prácticas y políticas ambientales para asegurar vigencia en un futuro. Las marcas de ropa de hoy y las que buscan abrirse paso, tienen una gran responsabilidad con la sociedad y el planeta. Los nuevos talentos de la moda apuestan por un modelo más amigable con el medio ambiente, lo opuesto del fast fashion: el slow fashion.

En este formato se trabaja con materiales como el algodón orgánico, el bamboo, lana orgánica, fibras de leche y demás. El futuro nos demanda tomar cartas en el asunto, educar a las siguientes generaciones y esperar que el planeta deje de ser atacado de una forma tan agresiva para fines tan banales como el dinero.

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